NEUQUEN: El drama de tres chicos y un bebé que viven en una casa incendiada sin gas ni luz
La historia de Pablo, Jazmín y Ariel estremece. Hoy los tres adolescentes y el bebé de la menor sobreviven en lo que queda de su casa incendiada, sin ayuda del Estado y gracias al aporte solidario de los vecinos de Rincón de los Sauces.
La situación de los menores es desesperante y decidieron hacer pública su situación para que alguien los ayude. Por eso Pablo, el mayor de los hermanos, se puso en contacto con los medios para explicar que anoche durmieron “calentitos” gracias a que un vecino les acercó frazadas y un termo con café.
“Nosotros somos tres hermanos. Yo tengo 17 años, mi hermana Jazmín tiene 16 y Ariel tiene 15. Mi mamá nos abandonó cuando éramos chicos y mi papá, que trabajaba arreglando autos acá en Rincón de los Sauces, compró un terreno y construyó una parte de esta casa en la que vivimos hasta que falleció en un accidente a principios del año pasado”, explicó el adolescente.
Pablo vivía en Neuquén, en un hogar de menores y haciendo “changas” por diferencias con su papá, y al enterarse de la tragedia decidió regresar a Rincón para ayudar a sus dos hermanos. “Yo me puse a hacer changas y a trabajar en una obra. Sobrevivíamos como podíamos en la casa en construcción y en noviembre hubo un cortocircuito y se incendió”, dijo el joven.
La noticia del incendio se conoció a través de los medios, pero poco se supo sobre quiénes y cómo vivían en el bungalow que se prendió fuego. Los Bomberos lograron salvar dos habitaciones de la casa en donde Pablo, Jazmín y Ariel.
Las autoridades municipales y provinciales ofrecieron ayuda a los chicos, pero según explicó Pablo, su situación empeoró. “No nos dieron ninguna asistencia y encima nos cortaron la electricidad y el gas. Mi hermana quedó embarazada y ahora tiene un bebé de 7 meses, se nos vino el invierno y por suerte una de sus amigas le ofreció techo para que ellos puedan soportar los días más fríos en otro lado”, dijo Pablo.
Los dos varones intentaron conseguir trabajo, pero como son menores de edad les costó. Pablo estuvo trabajando en una obra en construcción gracias a Pablo Orozco, un amigo de Cutral Co que hace un mes, en medio de una jornada de trabajo intenso, decidió suicidarse enfrente suyo incendiándose a lo bonzo. “Se tiró nafta encima y se quemó. Yo primero intenté apagarlo con una campera y después pedí ayuda, pero no pude hacer más y se murió. Después de eso no pude trabajar más en la obra sin mi mejor amigo”, aseguró.
Sin trabajo y sin ayuda, hoy los menores “zafan” del crudo invierno patagónico gracias a los vecinos más solidarios. “Acá vino gente de Desarrollo Social y de Minoridad del Municipio y de la provincia. Cuando se nos incendió la casa nos dijeron que nos iban a ayudar a levantarla, pero en vez de eso desmantelaron una parte de la casa y no nos dieron ninguna mano”, denunció el adolescente.
El terreno en donde se levanta la vivienda hoy quedó con su propiedad “en suspenso” y será propiedad de los jóvenes cuando Pablo cumpla 18 años, el próximo 5 de agosto. De todas maneras no quiere vender la casa que construyó su papá. “Él nos levantó todo esto para nosotros y me gustaría recibir ayuda para terminar lo que queda de la casa”, afirmó.
“Hoy estamos cagados de frío, sin luz y sin electricidad gracias a los que nos iban a ayudar, y sobreviviendo gracias a los que nos acercan mercadería y frazadas sin que les pidamos nada”, concluyó Pablo, agradeciendo a aquellos vecinos que desinteresadamente se acercaron para darles una mano en medio de su difícil situación.