Colillas de cigarrillo en la escena del crimen complican a los imputados Kubitz
En la segunda jornada de juicio declararon los oficiales de Delitos Complejos; Pereyra y Cárdenas, sobre las vías de investigación y que al llegar a la vivienda de los Kubitz, Pereyra aseguró que el imputado Diego Kubitz le refirió que “la noche anterior había estado en compañía de la víctima”.
Los testimonios indicaron que un mes después de sucedido el crimen retornó a la provincia, de sus vacaciones, una mujer que había dejado su casa al cuidado del imputado Ramón Kubitz.
Esta mujer llamó a la Policía cuando dentro de su vivienda encontró una bolsa conteniendo casi 20 mil pesos en efectivo, un celular dañado, una billetera con documentación a nombre de la víctima, Gerardo Vélez, y otros elementos que se procedió a incautar como el presunto botín del robo que intentó tapar el crimen.
En la bolsa del celular y los efectos personales de la víctima había tres colillas de cigarrillo, de las que los peritos de Policía Científica, Velázquez y Monzón, declararon se les realizó un rastreo de restos de saliva, los cuales tenían el ADN de los imputados -2 de Ramón y 1 de Diego Kubitz-.
El dinero estaba envuelto en una bolsa de tela de un casco, de la misma marca que uno que poseía Ramón Kubitz, quien asimismo es propietario de una moto.
A esto los peritos agregaron que en la escena del crimen había colillas de cigarrillos en un cenicero y en el cesto de basura, las que tenían rastros de ADN de la víctima y de los dos imputados.
Los peritos de la Policía Científica concluyeron que el cuerpo de Vélez presentaba seis lesiones mortales en la zona del cuello.
Finalmente el perito de Bomberos Detzel detalló que el siniestro fue claramente intencional con el uso de un “acelerante” que por análisis químicos, y el hallazgo de una botella con resto de líquido, se presume fue nafta arrojada sobre el colchón donde fue hallado el cuerpo de Vélez, así como un segundo foco ígneo que no llegó a propagarse.