PTA. ARENAS: Violencia sexual sigue llenando páginas en Magallanes
“Las autoridades han señalado que la mayoría de los ataques sexuales van de la mano con un exceso en el consumo de alcohol que hay en algunas zonas del país” (El Pinguino)
Uno de los ilícitos que más llama la atención en la Región de Magallanes y Antártica Chilena es la violencia sexual. Todos los días en tribunales se discuten casos que afectan incluso a menores de edad que han sido abusados incluso por su propio entorno familiar. Por eso, quienes estamos encima de la información nos damos cuenta de que las noticias policiales siempre conllevan un sentimiento de repudio, pero lamentablemente deben ser informadas.
Cuando afectan a niños y menores de edad producen angustia, pena y mucho dolor en la comunidad. En la zona más austral del país estamos frente a una realidad que no podemos esconder. Los constantes ataques sexuales a menores nos ponen entre las regiones con mayor cantidad en este tipo de ilícitos. Son hechos repudiables, condenables por todo el mundo, pero más aun en el último tiempo nos hemos visto enfrentados a que estos hechos han sido protagonizados por familiares o cercanos a las pequeñas víctimas. Pero ante todo esto, la gente tiene una sensación de incredulidad al constatar la cantidad de casos que llegan hasta los tribunales, originados en abusos sexuales o violaciones cometidos contra menores de 14 años.
No todos los casos están siendo denunciados, hay hogares donde incluso se esconde este delito pese a que los niños lo relatan. ¿Qué está pasando? Durante el último tiempo hemos visto un incremento en los hechos, pero lo condenable pasa porque en muchos casos no se aplica un escarmiento judicial estricto y los culpables siguen cometiendo estos condenables actos. Esto estremece, porque cada uno de nosotros se pone en el caso de los padres de los menores y la sensación es de rechazo. Las autoridades señalan que esto va de la mano con el aumento del consumo de alcohol, otra enfermedad regional, pero no hay nada que lo justifique. Los atropellos a los menores son despreciables y más aun cuando incluso se comenten puertas adentro.