NEUQUÉN: Los Simuladores buscan zafar de las estafas con una mediación
El Ministerio Público Fiscal les habilitó dicha instancia porque las empresas afectadas quieren recuperar sus cosas. Si no llegan a un acuerdo, habrá formulación de cargos. (lmneuquen)
La banda de estafadores Los Simuladores, que concretó cuatro estafas por un monto que ronda el millón de dólares y cuyos integrantes fueron atrapados tras un gran despliegue investigativo, ahora se encuentra al borde de la impunidad. Como los cabecillas no tienen antecedentes, se les habilitó una instancia de mediación. Si acuerdan, zafan; de lo contrario, serán acusados.
Se trata de la banda liderada por Ulises Borquez, empleado de Acción Social de la Provincia, y Mariano Medel, un joven empresario de la noche neuquina que adquirió, junto con un ex policía y ex custodio de Jorge Sobisch, el boliche Las Palmas, al que está terminando de refaccionar con materiales que se sospecha que fueron producto de dichas estafas.
La caída de Borquez y Medel se produjo el 3 de febrero después de que el fiscal de Asignación de Casos, Diego Azcárate, trabajara durante meses en conjunto con el Departamento de Delitos Económicos de la Policía Neuquina.
Ahora, los abogados de Borquez y Medel consiguieron que la Fiscalía de Delitos Económicos les genere una etapa de mediación para que lleguen a un acuerdo con las víctimas, que “pretenden recuperar el equipamiento alquilado y un resarcimiento por el daño material y económico que sufrieron”. “De no haber acuerdo, la fiscalía los va a acusar. Se llegó a esta instancia porque ninguno de los dos involucrados tiene antecedentes”.
Lo que también pudo saber este diario es que a la Policía mucha gracia no le hizo esta decisión judicial que está dentro del marco de la ley, debido al arduo trabajo que debieron realizar para dar con los cabecillas y detallar la maniobra.
¿Cómo operaban?
La maniobra que realizaban era bastante simple, pero no fue fácil para los investigadores rearmar todo el modus operandi y debieron trabajar arduamente en tareas de observación y escucha para lograrlo.
Los delincuentes elegían una empresa neuquina a la que utilizarían de pantalla y la estudiaban al detalle, incluso sus prestaciones y modo de trabajo. Luego, se contactaban con empresas de alquiler de tráileres reconvertidos en oficinas, equipos electrógenos, torres de iluminación y corralones.
Siempre se manejaron con empresas radicadas en otras provincias, en este caso en Buenos Aires y Río Negro. A las firmas les decían que eran empleados de una empresa neuquina y mostraban interés en realizar una contratación importante.
El negocio era más que interesante para la empresa víctima, que chequeaba los datos de la firma neuquina y, como todo parecía estar en orden, le daba curso a la operación.
Una vez que la empresa foránea mordía el anzuelo, los estafadores concretaban el alquiler y pagaban la primera cuota para generar confianza y recibir los equipos.
A la hora de la entrega de los equipos alquilados o materiales adquiridos, montaban un simulacro. Por teléfono, ya habían coordinado con la empresa para que les suministrara el celular del chofer del camión que traía la carga para tener contacto directo.
Cuando el chofer ingresaba a Neuquén, se suponía que fuera directo a la dirección de la empresa que utilizaban de pantalla, pero ahí es donde lo llamaban y le advertían que, por cuestiones de logística, tenían un camión en otro lugar, por ejemplo, la Autovía Norte, y allí hacían el traspaso de los materiales, como pasó con un corralón de Bariloche.
En el caso de los equipos, guiaban al transportista hasta un predio en el Parque Industrial de Centenario donde se producía la descarga.
Lo cierto es que las víctimas descubrían la estafa cuando intentaban cobrar los cheques y el banco se los rebotaba o cuando se atrasaba el segundo pago.
La persona con la que habían realizado la operación ya no atendía más el teléfono, motivo por el cual llamaban a la empresa neuquina y desde ahí les advertían que ellos no habían contratado equipos y que la persona que mencionaban no trabajaba en la firma.
Así fue como se radicaron cuatro denuncias por estafas que rondaron el millón de dólares.
Operativo recupero
Tras los allanamientos del 3 febrero, el dueño del predio del Parque Industrial de Centenario, por temor a quedar detenido, reveló que no tenía nada que ver con la maniobra y hasta entregó un par de equipos electrógenos que estaban en una propiedad suya de Plottier, localidad en la que viven Borquez y su novia.
Como Medel tenía negocios pendientes con Pedro Nardanone, el empresario reginense que era dueño de Las Palmas al momento de la desaparición de Sergio Ávalos la madrugada del 14 de junio de 2003, por orden de la fiscalía, la Policía allanó el predio del boliche ubicado sobre la calle Primeros Pobladores al 2000 y secuestró otro equipo electrógeno.
La duda que persiste es si los materiales de construcción estafados a un corralón de Bariloche fueron a parar al boliche para su refacción o si terminaron en un edificio en construcción que tiene Nardanone en la calle Winter 145.
Lo cierto es que, a los pocos días del allanamiento a Las Palmas, en la localidad costera de San Cayetano, ubicada a 96 kilómetros de Necochea, una subcomisaria observó en un campo ocho equipos electrógenos, por lo que se pusieron en contacto con la empresa que le explicó toda la situación y se dio aviso a la fiscalía neuquina.
Al día siguiente, cuando un camión intentaba llevarse los equipos, fue demorado por la bonaerense y finalmente se recuperaron todos los equipos.
Todos estos elementos fueron alimentando la causa que ya había pasado de Asignación de Casos a Delitos Económicos, que notificó tanto a Borquez como a Medel y designaron un abogado en común. Con el avance del caso, cada uno se abrió por su lado con un abogado propio.
La causa dio un giro y ahora se les abrió una instancia de mediación, por lo que si consiguen dejar conformes a las víctimas con la devolución de los equipos y tráileres alquilados y un resarcimiento económico, zafarán de los cargos penales.