Ladrón de vidrieras recibió dos condenas de prisión y sigue detenido a la espera de juicio por brutal agresión

Se trata de Gabriel Saúl Aravena quien la pasada semana fue condenado en dos procedimientos de “omisión de debate” desde el Juzgado Correccional, a cargo del Dr. Pablo Martín Bramatti.
Aravena en 2018 fue detenido en innumerables oportunidades, y en cada una sucesivamente liberado por la Justicia, por atacar a pedradas vidrieras de comercios céntricos para robar mercadería en exhibición.
El 12 de mayo de 2018 rompió la vidriera del local “Wapa” de calle Laserre siendo condenado por ello a 1 año de prisión de cumplimiento efectivo por el delito de “robo en grado de tentativa”.
El 28 de noviembre de 2018 de la misma forma sustrajo costosos relojes de la vidriera de la joyería Cuore, sobre calle Belgrano tras romper el cristal, siendo detenido a los pocos metros.
Por este segundo hecho el juez Bramatti lo condenó a 3 meses de prisión de cumplimiento efectivo por el delito de “robo”, siendo esa la pena que había solicitado la fiscal del caso, sin poder ir más allá.
En ambas condenas fue declarado «reincidente» y se le dictó prisión preventiva, por lo que Aravena sigue en la Unidad de Detención 1 a la espera de ser enjuiciado por «“lesiones graves calificadas por alevosía”, en relación a un violento hecho de abril del año pasado en Chacra XIII por el cual finalmente quedó detenido tras atacar a un hombre de 33 años maniatado en un departamento con un balde con agua hirviendo.
Aravena puede seguir sumando tiempo a sus condenas de prisión.
Disparidad de criterios en la fiscalía
Estas dos sentencias lo que dejan en evidencia es una increíble disparidad de criterio en el Ministerio Público Fiscal del Distrito Judicial Norte, ya que en el primer caso un fiscal pidió 1 año y medio de prisión por una “tentativa de robo” (solo le dieron 1 año); mientras que en el segundo hecho que fue considerado robo consumado otra fiscal pidió solo 3 meses.
El modo de mensurar los pedidos de condena guarda una desproporcionalidad alarmante para el servicio de justicia, debiendo unificarse criterios en pos de cumplir con la premisa de “impartir justicia”.