CDRO. RIVADAVIA: Hicieron justicia por mano propia
Un grupo de gitanos que residen en Polonia y Canadá ayer a las 13 golpearon a D.D., de 28 años, por atropellar a un nene de 2 años de la comunidad cuando cruzaba solo la avenida. Según el relato de quienes iban en la Toyota Hilux, tras el infortunio con el menor se detuvieron y al descender fueron atacados. D.D. contó que le metieron las manos en la boca con tanta fuerza que finalmente le fracturaron el maxilar, mientras una mujer tomaba del cabello a la acompañante del conductor y también fue arrojada al piso.
Los gitanos bajaron a los niños de la familia dueña de la camioneta y mientras unos seguían golpeando al conductor, otros le robaron el vehículo para trasladar al niño atropellado que perdía mucha sangre.
A bordo de la camioneta -patente KCU 972- cruzaron semáforos en rojo y hasta circularon en contramano por avenida Alsina, por lo que provocaron un choque con una Volkswagen Cross Fox que no pudo esquivar a la camioneta que subía a toda velocidad hacia la Clínica del Valle.
El personal de seguridad del sanatorio observó ingresar a un hombre con el niño ensangrentado entre los brazos por la puerta de Alsina al 600 y luego de dejarlo en la guardia pediátrica se fueron.
El niño fue observado por los médicos de la Clínica del Valle y al realizársele tomografías se comprobó que tenía una fractura de cráneo por lo que fue derivado rápidamente a la Sala de Terapia Infantil en el Hospital Regional donde permanecía al cierre de esta edición.
FURIA Y ANGUSTIA
Mientras tanto, en la guardia médica de la clínica se vivieron momento de tensión entre integrantes de la comunidad zíngara y la Policía. Incluso alguna de las mujeres se negaron a brindar datos a los efectivos de la Seccional Segunda que procuraban identificar a los protagonistas del incidente.
El dueño de la camioneta también ingresó a la guardia de la clínica luego de haber sido abandonado con su familia en la escena del accidente con su rostro ensangrentado. El hombre les comentó a los policías y los médicos que los gitanos le metían la mano en la boca, lo que le provocó lesiones en la lengua y en el maxilar, además de una luxación en la rodilla.