CIPOLLETTI: Noche de terror y fuego: casas quemadas y dramáticos testimonios
Un voraz incendio se desató en un depósito de productos de limpieza sobre calle Ecuado, en los primeros minutos del martes. Hubo daños importantes. (lmneuquen)
Un gigantesco incendio se desató durante la medianoche en un depósito de calle Ecuador 1750 de Cipolletti. El lugar funcionaba como depósito de productos de limpieza.
Para que se tenga noción de la magnitud del siniestro que se inició a las 00:10 del martes, basta con señalar que intervinieron siete dotaciones de Bomberos: 6 de Cipolletti y un móvil cisterna de apoyo proveniente de la vecina ciudad de General Fernández Oro.
El siniestro se extendió hasta las 5:45 de la mañana. Fueron varias horas de angustia y tensión, en una verdadera noche de terror para ese barrio.
El incendio afectó a “varias casas, serían tres, un departamento interno que está pegado y otras casas, es que la humareda se expandió y fue un gran trabajo de todo el personal para poder controlarlo”, aseguraron los bomberos.
Dramáticos testimonios de los vecinos
En sus ojeras, en cada bostezo, en los párpados irritados por el humo y las lágrimas, hasta en su voz ronca se nota que no pegaron un ojo. Y ellas mismos lo confirman: “No dormimos nada”. Por el depósito que fue arrasado por las llamas vivieron una noche de terror, rogando que el fuego no afectara sus hogares.
Poco después de regresar a su casa, Teresa, de Ecuador 1977, contó que “estuvimos sin luz” y en su caso “nos refugiamos en el garage de la panadería familiar, ya que era más fácil escapar desde allí si hacía falta” a raíz el incendio en un depósito en , en Ecuador 1750.
Por su parte Irma, de esa calle al 1971 reveló que “estuve en piyamas en la vereda de enfrente viendo cómo se quemaba todo y rezando para que las llamas no destruyeran mi casa, si bien lo material es lo que menos importa”.
Y era entendible y lógica su preocupación, su temor. El departamento que está en el medio entre su vivienda y el depósito incendiado quedó reducido a escombros y cenizas por el fuego.
“Pasamos una noche horrible. Era todo un desorden, gracias a Dios los bomberos trabajaron muy bien sin parar. Teníamos miedo por la panadería familiar, pero al final fue lo más seguro meternos ahí. Estaba todo el barrio y la calle alterada, muy triste, eran impresionantes las llamas, el humo”, reveló Teresa, de 85 años, a LM Cipolletti.
Pese a la odisea y con la madurez que le dan los años rescató que “gracias a Dios que no hubo nada que lamentar ni una víctima fatal ni heridos. Eso era lo principal, claro. Los materiales se recuperan, pero las vidas no”, reflexionó con sapiencia.
“En piyamas en la vereda” por el incendio
Fueron horas de extrema tensión, pánico y desconcierto. “El fuego estaba muy alto, yo no sabía dónde andaba, mi hijo me sacó y me dijo ‘vieja, nos vamos al garage y si se complica salimos por el otro lado’. Lo bueno es que todo el barrio estaba consciente de ayudar, no de hacer problemas”, destacó la buena predisposición y la solidaridad de todos en un momento así.
Respecto al depósito de artículos de limpieza, contó que “empezó a funcionar este año aquí” y reivindicó a su dueño, quien “es un vecino de acá cerca, del barrio, buena gente y trabajador”.
Por su parte, también desde la puerta de su hogar, Irma confesó que fue terrible porque estábamos acostados y nos levantamos al sentir los ruidos y las llamas que se acercaban con todo a la casa, se quemó arriba un poquito, pero por suerte no la agarró de lleno. Se salvó mi casita, pero se quemaron las de al lado y me da mucha tristeza”, lamentó la señora.
“Yo estaba en piyamas en la calle, lloraba viendo cómo se quemaba todo. No podíamos entrar a la vivienda. Estaba lleno afuera, todos en la vereda, fue terrible la explosión. Uno piensa que no se queme la casa, pero lo más importante es que nos salvamos de milagro. Pasaban las llamas para arriba, pensaba que era la mía, fue dramático todo”, finalizó Irma al tiempo que los Bomberos también culminaban la tarea en el depósito casi al mediodía de este martes.
De a poco, retorna la calma a esa zona de la ciudad que vivió una verdadera pesadilla.