RÍO GALLEGOS: Relato en primera persona del hombre que convenció a Roberto Puebla de entregarse
Relatos del negociador de las Fuerzas Especiales que intervino en el hecho ocurrido el pasado domingo en la costanera local, contó detalles de cómo se preparó para intervenir y lograr que el tirador se entregara. (Tiempo Sur)
Luego que se calmara la conmoción de lo sucedido el domingo en horas de la madrugada, cuando Roberto Puebla comenzó a disparar contra los inspectores de Tránsito y la Policía, el negociador de la División Fuerzas Especiales, quien fue el encargado de hacer que Puebla se entregara a la policía. Cabe señalar que también dialogaron con este medio el jefe de la División, comisario Acosta y el jefe Táctico, suboficial Mayor Martínez.
El comisario Acosta comentó que el domingo cerca de las 06:00 se comunicó con él, el Jefe táctico, para informarle que había un tiroteo en la zona de la costanera por lo que pidió que se activen los protocolos y que el personal fuera a la base, “cuando estaba viniendo a la base, se comunicó conmigo el Oficial de servicio de la Comisaría Primera y le dije que estábamos yendo a la base para asistir a la crisis”, explicó el Jefe de la División y continuó: “Teníamos una situación de crisis, si bien no había una toma de rehenes, había una persona fuertemente armada que se había atrincherado en una vivienda, más allá que podía ser un riesgo para el personal policial, también podía ser riesgo para terceros y vecinos de la zona”.
Al llegar al lugar, observan que la casa se encuentra ubicada en una esquina, por lo que los sniper (francotiradores) se distribuyen y además hacen la cobertura, los nutre de información, como ser, sobre el punto de impacto o si se ve movimiento dentro de la casa, ubicación de la persona atrinchera o si hay otra persona.
Análisis de la zona
Los francotiradores analizan la situación ni bien llegan y se ubican en una posición para tener control total sobre la vivienda, “es muy sencillo y complicado, porque al estar en una esquina, en una ubicación cubrían prácticamente todo el predio, pero complicado porque había mucha arboleda y no se veía mucho”, comentó Acosta y agregó: “Una vez conformado y ubicados los equipos tácticos, los brecheros empiezan a evaluar conforme lo que decían los francotiradores y ellos ya iban trabajando en los puntos de brechas de acuerdo a las necesidades, como ser el tipo de aberturas”.
A partir de este momento, el Jefe Táctico brinda toda la información recabada al negociador para que éste se comunique con la persona, mientras se solicita que se
limite la responsabilidad dentro de la zona de crisis, -protocolo aprobado por Jefatura de Policía-, y una vez que el sector estaba perimetrado de acuerdo al protocolo, el negociador se pone en contacto con el oficial de mayor rango, que en ese momento era el comisaría Mayor Trillard, director de la Regional Sur y le informan que el negociador va a comenzar con las negociaciones, sabiendo que el hombre atrincherado estaba fuertemente armado y de grueso calibre.
Las primeras comunicaciones fueron telefónicas, donde comienzan a dialogar, “mediante técnicas de abordaje, y al famoso prueba y error durante los diálogos y después de 3 horas de conversación, negociamos una salida acorde a esta situación que se había generado”, explicó el negociador y siguió diciendo: “Durante todas las negociaciones me dio las explicaciones de lo que él creía que había sucedido, eso no lo puedo corroborar porque nosotros llegamos a hacer nuestro trabajo”.
A su vez comentó que en las negociaciones se pacta todo, como va a entregar el armamento, como va a salir él, como va a ser trasladado y el negociador tiene que estar de acuerdo totalmente con esta persona, “tenemos que llegar a un arreglo que conforme a las dos partes”, explicó el negociador.
A su vez manifestó que “durante las negociaciones puede pasar cualquier cosa, esto depende de los perfiles psicológicos de la persona que estemos tratando” y siguió diciendo: “El negociador no va a un cara a cara con una persona armada, va porque evaluó la situación y actuó en consecuencias, por ejemplo, la persona no era un delincuente, no tenía problemas con la policía, en un momento él expresó la necesidad de hablar y de llegar a un acuerdo”. “A partir de ahí el negociador evaluó un montón de cuestiones, como ser las condiciones sociales, son parte de algunas pautas que hay que ir analizando”.
Miedo, en favor o en contra
Más adelante en la entrevista, se les consultó cuáles son las sensaciones que pasan por la cabeza del negociador, a lo que el comisario Acosta manifestó: “El personal que está en la División está preparado para este tipo de contingencias, por lo general, el personal tiene el miedo, está como encapsulado, porque si entramos con miedo, éste nos puede jugar bien y tomar buenas decisiones, porque el miedo es buen consejero, pero si el miedo se transforma en pánico, ahí comienzan los errores y empiezan varias cuestiones”, y aseguró: “El personal tiene el miedo controlado, no puede caer en la duda o en el pánico, sino no cumpliríamos nuestra función”.
A su vez explicó que el negociador es parte una de una máquina que engranan todos juntos, “dentro de las Fuerzas Especiales, el negociador también es de extracción táctica, trabaja seguro con todo ese mecanismo y no se va a exponer inútilmente, sabiendo que puede ir a mayores la situación”, y brindó un ejemplo: “Si el negociador trabaja con un psicópata, sabe que lo puede hacer entrar y uno no sabe lo que puede llegar a pasar, hay que darle una solución a la crisis, pero tampoco caer en ser una víctima más o ser un elemento más, que le permita a una persona atrincherada que lo tome de rehén y complicar aún más la situación”. Además, comentó: “El negociador debe dar soluciones junto a todo el equipo, el equipo estaba en condiciones, de ahí el negociador estaba en condiciones y actuar en consecuencia”.
El tiempo fue fundamental
Posteriormente se les preguntó cómo fueron las comunicaciones, si había intervalos entre ellas o si el hombre respondía o no, a lo que el Jefe de la División comentó: “En un primer momento, lo llamábamos y posteriormente él llamaba, eso nos dio la pauta que el nivel de adrenalina o de ansiedad empezó a bajar y la racionalidad empezó a subir” y añadió: “Se trabajó con el tiempo, primero había que analizar que la persona estuviera sola, sabíamos que estaba fuertemente armado, era cuestión de tiempo y si esto se prolongaba y esta persona seguía tirando ya estaban los planes de acción a seguir”.
A la vez que explicaron: “Tenemos dos planes, uno es el deliberado y el restante de emergencia, el primero es el que se planifica y se actúa en consecuencia a orden y el de emergencia, es cuando en cualquier caso que tenga explosivos y los quiera detonar en la casa, hay que entrar rápido porque están los vecinos y un montón de gente”, y dio como ejemplo que en el caso que el francotirador diga que tiene rehenes y los está maltratando, ahí se activa el plan de emergencias, como sea hay que entrar.
Por último, Acosta manifestó: “Para nosotros el éxito de la misión es la vida, respetando las jerarquías, los terceros e inocentes son los primeros a rescatar, segundo el personal policial y en último lugar el que genera la crisis”, concluyó.