NEUQUEN: Boqueteros atacaron una heladería y un corralón
“A nosotros, en lo que va del año, ya nos asaltaron por lo menos cinco veces, con armas de alto calibre. Y ahora esto; parece que nadie hace nada”, reclamó Luis, el dueño de la heladería a la que ayer ingresaron delincuentes luego de haber hecho un boquete de 30 centímetros por 40 en una pared del fondo del local. El hombre expresó que este año ya robaron en otros dos locales vecinos al suyo bajo la misma modalidad.
La heladería está ubicada sobre la calle Dr. Ramón al 4100, en la capital provincial. “Hicieron un hueco en la pared que da hacia un gimnasio donde dan yoga. Es un salón amplio. La distribuidora y la librería de mi cuadra fueron robadas de igual manera este mismo año”, señaló ofuscado.
Luis aclaró que todos tienen alarmas que contemplan los accesos a los locales, pero no los boquetes. Los ladrones se alzaron con $100 mil de una caja de seguridad que estaba empotrada en la pared.
También ayer, un corralón y ferretería de calle Belgrano al 2800 fue blanco de los boqueteros. En el lugar, el hueco fue realizado en el techo, luego de levantar y cortar las chapas. Un empleado que llegó a trabajar ayer advirtió el incidente y dio aviso a la dueña.
La propietaria relató a este diario que la maniobra quedó registrada en las cámaras de seguridad del localy que al parecer ingresaron por un taller lindante, al que le violentaron unos candados.
“Se ve que ingresan desde el techo y cuando se van al salón de venta, se activa la alarma y huyen sin llevar nada. De hecho, dejaron olvidadas algunas herramientas que usaron para romper el techo”, mencionó la dueña. De acuerdo con la información relevada la noche del robo, dos personas hacían de campana en el frente del negocio minutos antes del ingreso.
Luis, el dueño de la heladería de calle Dr. Ramón al 4100, manifestó que sus dos vecinos, una distribuidora y una librería, ya fueron víctimas de robos de similares características.
Entraron por un taller lindante
Los ladrones que hicieron el boquete en el corralón dejaron olvidadas las tijeras con las que cortaron la chapa. Al parecer, accedieron al techo con unas lingas que hallaron en un taller lindante al que le violentaron los candados. Así evitaron a los perros dóberman.