CDRO. RIVADAVIA: femicida se halla internado porque comió vidrio molido
Nelson Aguilante (36), el imputado por el femicidio de Débora Gisel Martínez (28) ocurrido el viernes 27 de enero en una precaria vivienda de Próspero Palazzo, permanece internado en la sala de cuidados intermedios del Hospital Regional a la espera de una segunda intervención quirúrgica en su tracto intestinal debido a que habría comido vidrios.
Las circunstancias en las que ingirió el material no han sido detalladas hasta el momento, sin poder establecerse tampoco si fue en prisión o antes de que lo detuvieran. Pero el sábado –ocho días después del crimen- fue internado de urgencia en el nosocomio y se le practicó una cirugía.
El hombre residía en Teniente Merlo 2.150, en donde mató a golpes a su pareja. Por ese crimen no había sido bien recibido en la alcaidía policial, donde se lo destinó al pabellón de los violadores, el número 2. Allí no tuvo el mejor de los recibimientos y de entrada se advirtió que tendría problemas. Por eso la Policía dispuso su alojamiento en el pabellón en el que permanecen -en su mayoría- los presos federales (tienen causas por drogas).
FEMICIDIO
El viernes 27 de enero, los vecinos de la cuadra fueron quienes alertaron al 101 de la policía luego de que escucharon al propio Aguilante gritar en la vía pública: “vecino, mataron a mi mujer”. El sostuvo que un hombre ingresó por la ventana y que mató a su mujer, lo golpeó a él y dejó un papel con un sobrenombre y un número de teléfono.
Sin embrago, el fiscal dijo que la víctima fue atacada con golpes de puño y con un elemento contundente que podría ser un martillo. Según el resultado de la autopsia, el mecanismo de la muerte se produjo por asfixia producto del estrangulamiento branquial. Se presume que Aguilante utilizó el codo de uno de sus brazos para presionar sobre el cuello de la mujer.
Según el fiscal, Aguilante al momento de su detención presentaba escoriaciones en el antebrazo izquierdo y en la zona del pecho que serían compatibles con lesiones de autodefensa de la víctima. Además, el sujeto aseó los pisos de la vivienda después del crimen.
En el interior de la casa, en tanto, se secuestró un martillo que podría haber sido utilizado por el asesino para golpear a la mujer, quien tenía una herida contuso cortante en el cráneo. La casa estaba más o menos limpia y los muebles y la cama, ordenados, por lo que para el fiscal Aguilante modificó la escena.
Los registros de las cámaras de seguridad de una vivienda vecina indican que entre las 21:28 del jueves y la 1:14 del viernes el único que fue observado fue Aguilante, a bordo de su Renault Fuego, dando por tierra la participación de otra persona.
El fiscal Héctor Iturrioz describió que la puerta de la vivienda estaba cerrada desde el exterior con alambre, y según se desprende de los numerosos testimonios de los vecinos, el imputado solía dejar encerrada a su pareja en el domicilio. Los familiares de Débora le contaron a El Patagónico que él la golpeaba, por lo que la habían llevado a vivir con ellos, pero que Aguilante la amenazaba que si no volvía con él le mataría los perros que la joven rescataba de la calle.
El hombre fue imputado de homicidio doblemente agravado por haber sido cometido con quien mantenía una relación de convivencia, y por mediar la violencia de género. La pena en expectativa sería de prisión perpetua en caso de ser condenado.
El juez Alejandro Soñis entendió que se trata de un delito enmarcado en el femicidio donde existe el dominio del hombre ante la víctima. Y le decretó tres meses de prisión preventiva, así como le dio un plazo de 180 días a la Fiscalía para concluir la investigación. Además, autorizó a que Aguilante fuera trasladado al área de Salud Mental para ser sometido a una serie de estudios.