Sacerdote investigado por abuso sexual ya tiene imputados tres hechos contra la menor

Habiendo cesado el inusual secreto de sumario impuesto por la Justicia en el caso que se sigue contra el sacerdote acusado del abuso sexual de una menor de 12 años en 2013; trascendieron detalles que habrían dotado de solidez a la imputación que se resume a dos episodios de manoseos, configurados como abuso simple, y a uno de sexo con penetración, calificado como abuso sexual agravado.

 
Habiendo finalizado el secreto de sumario impartido por el juez subrogante Sergio Dieguez, y prorrogado por el juez que lo precedió en la causa, el también subrogante Andrés Leonelli; el juzgado de instrucción de Primera Nominación ya colectó numerosa prueba en la causa que se persigue contra un sacerdote que integraba la comunidad católica en Río Grande en 2013.
 
El cura que revistió funciones sacerdotales en la parroquia Virgen del Cármen solo fue notificado de derechos y garantías, pero aún el juez no resolvió un llamado a indagatoria, a causa de prueba que aún queda por producir.
 
Hasta el momento se receptaron cerca de diez testimoniales del entorno de la jovencita, quien antes de la denuncia ya había dado cuenta a varios de ellos de la “relación” mantenida con el sacerdote. Los testigos hablaron haciendo referencia solamente a los dichos de la menor sin que se pueda contar de momento con un testigo presencial.
 
La menor dio cuenta de dos hechos que consistieron en manoseos y abusos simples, que se entienden fue como una preparación, que se consumó en enero de 2013 en la vivienda que el sacerdote ocupaban en calle Anadón del barrio Textil de Chacra II, donde se consumó una presunta violación.
 
Pericias psicológicas comprometedoras
Más allá de esto como en toda causa de abuso sexual juega un rol preponderante la labor de los peritos psicólogos, que evaluaron tanto a la víctima como al victimario.
 
En el caso de la menor los peritos concluyeron que presentan indicios de un trauma y “angustia” y que no hay indicios de que esté fabulando la historia.
 
En cuanto al imputado las pericias no encontraron elementos demasiado relevantes, salgo algún rasgo tendiente a propender sobrepasar los límites, algo curioso en un hombre de hábitos, pero que en el terreno legal deberá ser evaluado por el magistrado interviniente.
 
Más allá de esto solo restan algunas medidas de prueba solicitadas por la defensa, y pericias caligráficas en torno a una –de varias- nota que el sacerdote dejó escrita a la madre de la menor, pidiendo disculpas cuando se fue de Río Grande.
 
 
La nota es ambigua y no hace referencia al episodio acusado, tornándola más confusa, el que el sacerdote haya mantenido una relación sentimental con la mujer que lo denunció por el abuso de su hija.