Dolor y pesar en Magallanes por fallecimiento de destacado periodista Gerardo Rafael Álvarez
El conductor de radio y televisión falleció en la madrugada de ayer producto de un avanzado cáncer que lo mantuvo muy afectado durante los últimos diez días.
De inmediato la noticia se masificó a través de las redes sociales y fueron muchas las muestras de dolor que llegaron hasta nuestro edificio en plena Avenida España de Punta Arenas y que también se demostraron en las redes sociales.
Gerardo Rafael Álvarez se destacó en la región por su larga trayectoria en el periodismo, llegando a ser jefe de prensa y director de radio Polar en las décadas de 1980 y 1990. También, cumplió labores profesionales en radio Presidente Ibáñez y ejerció la dirección en radio Divina. Durante los últimos tres años fue periodista de Diario El Pingüino, donde destacó por sus crónicas políticas y entrevistas en el Suplemento Análisis, además de sus opiniones e interpretaciones del acontecer regional.
Desde hace dos años había incursionado en la televisión, siendo panelista estable y posteriormente conductor de los espacios de actualidad periodística Contingencia y Barómetro, en Pingüino TV.
Al “maestro” con cariño
Álvarez era capaz de traspasar sus conocimientos sin ser pedagogo: “No me gusta enseñar, porque no tengo paciencia”, decía mientras encendía un cigarrillo. Pero pese a ello varias generaciones de periodistas magallánicos lo reconocen como “un gran maestro”.
Fue el último día de abril de 2012 cuando Gerardo Rafael Álvarez entró por la puerta de Avenida España 959 y de allí no salió más. “¿Qué vamos a hacer hoy?”, señalaba muy puntual cada mañana a las 10.00 horas en la sala de reuniones con el diario bajo el brazo.
Hablar con él debe ser uno de los mejores regalos que nos ha entregado la vida, porque siempre tenía un tema interesante: Cortázar o Bórquez; Pelé o Maradona; la realidad de Argentina; Hugo Chávez; el fallo de La Haya; el caso Zona Franca; las rutas de la Patagonia; Messi y Alexis Sánchez; la economía regional; Las Malvinas; el periodismo; el 11 de Septiembre; la política; los alcaldes; los candidatos y la familia. Había tanto por conversar.
Y en sus crónicas, una escritura perfecta, desafiante de cualquier corrector de prueba.
Era de pocos amigos, “pero los pocos tienen que ser buenos”, manifestaba. A las nuevas generaciones, nos enseñó que los amigos de verdad son quienes se dicen las cosas de frente, quienes se aclaran los problemas en la cara y quienes se corrigen los errores de manera de arreglar cualquier entuerto. Pero, a la vez, los amigos también son quienes se alaban en ausencia del otro.
La humildad y la lealtad eran dos palabras que atesoraba mucho. Quien confiara en él jamás se sentiría defraudado, “porque así tiene que ser”, señalaba mientras se tomaba un cafecito y miraba quien lo estaba llamando al celular.
Aunque muchos encasillen a Gerardo Rafael Álvarez con alguna tendencia política o por alguna militancia que tuvo, en los últimos años de su vida fue un tipo muy transversal. Tenía amigos de todos los sectores políticos y si bien había personeros a los que les incomodaba con sus preguntas, era porque era un tipo directo, cuestionaba lo que muchos no se atrevían y muchas veces nos señaló que eso era porque por sus venas debía correr alguna sangre huasa, de esos campesinos que se dicen las cosas de frente y se sonrojan sólo una vez.
Los restos de nuestro compañero de labores están siendo velados en el Santuario María Auxiliadora Don Bosco y sus funerales se realizarán mañana a las 15.00 horas.